lunes, 18 de mayo de 2015

Para mi también


Muestra de ductilidad, actuación alucinante que te deja perplejo en la silla atento a la ilusión mágica que Paula Ransenberg despliega en 7 personajes, uno más bello y atrapante que el otro.

El encanto de lo simple y mostrado con calidad. Uno sale encantado tras meterse en una historia de magias y circo. Un hombre imaginario que desaparece nos invita a disfrutar de un despliegue escénico sin parangón de una sola actriz que alcanza para colmar cada espacio, e invitarnos a visitar a las conocedoras del escapista Harry.


Para mí sos hermosa no reconoce límites de edad para ser disfrutada, porque el buen arte y la ilusión de la ausencia son algo de reconocimiento universal.
Textos reflexivos, un espectáculo imperdible e inmejorable de la escena teatral.

No se la pierdan. En Teatro Timbre 4, los domingos a las 17 horas.

viernes, 30 de enero de 2015

Todo terreno

Ayer por la noche volvimos al teatro en este 2015 con mi mujer. Terrenal, de Mauricio Kartun fue la elegida, que también estaba de reestreno. Esa hermosa costumbre de sacar entradas para aquella obra que por alguna razón, recomendación, azar o intuición llega a nosotros, esperar el tiempo necesario para que madure la salida teatrera, decidir no leer las críticas sino ir y encontrarse con lo que tenga para mostrarnos, amanecer el día en que las entradas dicen que se llevará a cabo la función, prepararse horas antes y salir al ruedo citadino para llegar a un espacio en donde un grupo de personas preparan y traman algo, buscan mostrarte la realidad bajo una nueva mirada. Uno se predispone, reconoce el espacio -en este caso, el Teatro del Pueblo, primer teatro independiente de la Argentina-, es ubicado, toma asiento y se relaja para recibir lo que toque.

Y vaya si te toca esta obra de teatro. Teatro de texto, lo llaman algunos, poesía inabarcable, elijo referenciarla. El texto que Kartun le sopla a los personajes al oído es de una consistencia, gracia, libertad y sublevación que permite a uno volar y concluir sus palabras, da rienda suelta a la imaginación, encara temas que podrían ser trágicos con un humor -o esto es lo que recibe el público, al no parar de reírse, por ejemplo, tras la muerte de un personaje- descollante. Uno sale lleno, nutrido tras ver esta obra, Terrenal, donde dos hermanos, Caín y Abel, luchan dialécticamente, en principio, con su antagónico, y luego se les presenta el Tata, para develar el misterio de las diferencias.

Una historia que no se queda en la contraposición aparente y simplista de visión de izquierda y de derecha, sino que ahonda en las miserias humanas, en el sentimiento encontrado de aquel que tiene su "sistema opositor" visible en su hermano, y no logra vislumbrar que está allí para confrontarlo y hacerlo crecer. Actuaciones sublimes, un Claudio Rissi que brilla en su papel de Tatita, con un monólogo final deslumbrante. Y parece ser que no alcanzan las palabras para elogiar una obra que agradezco haber estado allí para verla y disfrutarla.

El gusto mismo de salir del teatro hablando de la obra recién vista. Caminar por la calle Corrientes en buena compañía, buscar un lugar para comer con mi amada, y seguir desculando y entreteniendo la verba con lo recién visto. "Este teatro es el que me invita a hacer teatro", me dice con su simpleza y precisión verbal Marisel. "Esto me gusta de los monólogos, ese final que pone al público de pie", para aplaudir y reconocer la tarea realizada. Teatro del bueno, del que te hace saltar del asiento y creer que tu aplauso es algo importante, cuando la realidad indica que lo importante te lo llevas para seguir masticándolo en conjunto, luego, entre la muzzarella grasosa del Guerrín y lo que tenés que hacer al otro día al levantar la cabeza de la almohada.


El buen teatro te saca un poco de esa sensación de atadura de la realidad, te invita a pasear por el imaginario y ampliar la mirada unilateral que suele componer nuestro pequeño Universo, darle un toque de color al día y seguir adelante. Porque hay tanto por recorrer en el horizonte que no hay obra de teatro que pueda abarcarlo. Y ésta, casual o causalmente, será una obra que recordaré de por vida por ser la primera que fuimos a ver con mi primer hijo en el vientre de su madre. Nosotros la vimos, él la sintió. "Esto es lo que les gusta a mamá y a papá", dice que le dijo Marisel a la panza antes de que empiece. Esto es lo que quiero hacer y comunicar tras ver esta obra de arte. El teatro logrado te hace salir con un envión a encarar la vida que no me lo genera ningún otro arte.